Número 27. Septiembre de 2009

Carta a Rodrigo García

Boni Ortiz

Estimado Rodrigo García:

Estuve viendo en el Teatro de Laboral Ciudad de la Cultura, tu último espectáculo. La verdad es que hacía meses que no subía hasta Cabueñes y fui con ganas de ver lo que supuse como un espectáculo físico, entretenido, con fuerza... Y resultó que me aburrí como una ostra. ¡Qué tostón, colega! Pero imagino que no te importe mucho, porque de lo que se trataba con Versus (converso) era cifrar... ¿o no? La verdad es que eres la hostia tío: menuda moto les vendiste a esos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, para los fastos del II Centenario de la Constitución de Cádiz de 1812. ¡Anda que no! Aunque bien mirado, les está bien por pringaos... Cómo se ve que había pela, ¡eh bribón!: aquí no son tres o cuatro, como en las producciones de La Carnicería; esta vez metiste a diez en escena. ¡Sabes latín!

Oye Rodrigo, hazme caso: sácales provecho a estos Versus; no los desmontes por mucho que te digan que es un refrito. Si te dicen que está hecho de parches (un trozo por aquí, otro por allá y luego “apeguñao a lo xo”), tú ni caso. Y otra cosa: no pongas oído, a quien se confiese harto de tu discurso machista, patriarcal y tu adoración por los genitales masculinos; y mucho menos a los que pretendan aplicarte aquello de “gran hidalguía y la despensa vacía”. Te lo digo así porque se ve, que te gustan mucho los aforismos y los proverbios. Me refiero a toda esa letanía escrita en la pantalla que nos aturde, tanta máxima (tan mínima), tanto dichoso dicho y tanta sentencia. Jo tío, lo tuyo es como aquellas películas de Arte y Ensayo subtituladas. Yo tenía un colega que las llamaba “cine leído” ¿A que tiene gracia?... Pues hala, te lo regalo. Hostia tú, ahora que hablo de eso, me vino a la memoria Helga, subtitulada El milagro de la vida. Menudo éxito que tuvo en la España de finales de los 60. Yo la vi (tengo más años que Carracuca), era un parto mistificado: igual que lo tuyo. Pues eso, que menuda turrada con los letreritos, adagios, paridas, greguerías o como las quieras llamar.

Oye, hablando de palabras. La retahíla de libros del suelo a los que meas, desprecias, destrozas (como hicieron aquí en 1937 los falangistas con los del Ateneo Obrero de Gijón) y que acabas tirándoselos al guaje y pegándoselos en la cabeza, estaban llenos de palabras ¿te fijaste? ¿esas palabras no valen? ¿las tuyas sí? Por cierto, qué bien la Nuri en esa danza sobre ellos, cómo los lee de bien, cómo se fija y qué provecho habrá sacado de esa lectura suya, tan carnal. ¿Sabes qué? voy a empezar a leer yo también así en el pasillo de mi casa, seguro que me mola. Mira te paso otro refrán que te va al pelo: “habladas o escritas las palabras, sobran las que no hacen falta”. Una sugerencia para la Nuri, que se toma tan en serio a un director incapaz de crear convenciones teatrales: “Tromboflebit”.

Lo que me gustó mucho fueron los dos cantaores marcándose esos “tirititranes” que tan bien suenan, cuando se entra en Cádiz por la bahía. Y qué fuego en los palos grandes. Y qué malafollá la tuya, poniéndolos ahí. Veneno puro. Cualquiera de las canciones de los “davices”, tiene mas autenticidad que toda la impostura de tu obra... Si querías un “típical” haberos comido en escena unos choscos con papas, una caballa asada con piriñaca y de postre unos turrones gaditanos... Bueno Rodrigo, te dejo porque me estoy encabronando.

Para despedirme te regalo la última para que le saques al Principado la pasta por partida doble. Mira, a los monigotes animados de los fusilamientos les quitas los pájaros y metes unos corzos; luego en vez del mono, pones al oso Yogui y por último a los cantaores flamencos los sustituyes por Víctor Manuel y Pipo Prendes, y se lo empaquetas otra vez al Principado para el 8 de septiembre. Con la camiseta de la Nuri y el asunto de La riña, achantas; y si preguntan, les dices que es un homenaje a Jamón, jamón del Bigas Luna. Si se lo dices tú, tragan.

Adiós Rodrigo. Que te vaya bonito. A mí ya no me pillas en otra, ni por imperativo laboral.

 

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