Número 23. Mayo de 2008

Entrevista a Estrella García
Una experiencia andina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estrella García y Miguel Quiroga en una fiesta de la población de Azángaro.

Gemma de Luis

Todas las actividades públicas son de ingreso libre, la salida con sombrero y se retrasan por lluvia. Opcionalmente para aquellos que vienen de otras localidades y no dispongan de alojamiento se les brindará una alimentación y un refugio solidario donde pernoctar y guardar sus pertenencias.

(Texto de los programas de mano de Perú.)

Las pasadas navidades Estrella García y Miguel Quiroga, reconocidos bailarines de nuestra región, fueron invitados a participar en Perú en Chaska, una historia andina y en La Cátedra Popular de Danza, Danzasur 2008.

Casual y causalmente, “Chaska” significa “estrella” así que con esta premisa el viaje tenía que resultar fascinante y a pesar de que las maletas de Estrella y Miguel nunca llegaran junto a ellos a Perú, supieron improvisar y disfrutar enormemente del mismo.

La experiencia, qué duda cabe, fue de lo más gratificante y enriquecedora a todos los niveles, así que hablamos largo y tendido con Estrella de este viaje para compartirlo con todos los lectores de LA RATONERA.

Pregunta. ¿Cómo surge la idea de este viaje? ¿Cómo fue el contacto previo hasta llegar a Perú?

Respuesta. Hace unos años fuimos seleccionados para participar en el Encuentro Internacional Danzasur 2006 en Perú y allí conocimos a gente con un compromiso artístico muy fuerte como Carol Arzubialde, Miguel Ángel Pimentel y Jesús Alegría. A partir de ese momento, una vez que conocen, aunque sea por encima, nuestro trabajo establecemos un contacto de cara a futuras colaboraciones. No podemos olvidar que, por un lado, hay una gran carencia desde el punto de vista técnico y, por otro, muchas ganas de trabajar e incorporar cosas nuevas, por lo que aunando las dos cosas podíamos obtener resultados óptimos para todos.

P. Me gustaría saber qué fue lo que representasteis o bailasteis y si desde el punto de vista de la recepción hay mucha diferencia con respecto al público de aquí.

R. Nosotros hicimos dos trabajos bien diferenciados. Por un lado, estuvimos en Cuzco, ya que allí hay una productora llamada Kusikay que representa con gran éxito en el Teatro Garcilaso (que compró y rehabilitó esta productora) un espectáculo llamado Chaska, una historia andina. Nosotros fuimos invitados por la Asociación Cultural Volar, en la que trabajan Miguel Ángel Pimentel, director de teatro y Carol Arzubialde, bailarina que en estos momentos trabaja para la productora de Kusikay. Carol nos propone realizar un trabajo técnico con los 40 miembros de la compañía (actores, bailarines, acróbatas…), ya que Chaska se enmarca dentro de un proyecto social de inserción laboral, en el que los cantantes que participan en este espectáculo anteriormente estaban actuando en la calle, sin apenas recursos económicos, pero con un gran talento y capacidad artística. Es por ello, por lo que se les da la oportunidad de trabajar en Kusikay, de tener un trabajo, un contrato y una nueva vida, lo que hace que todo ello influya enormemente en la disposición de todo el equipo implicado en sacar adelante este montaje, que además es un reflejo de la cultura popular andina, una popularización de su folclore. Es impresionante ver la de horas y horas que invierten los actores, bailarines… que participan en Chaska (de diez de la mañana a diez de la noche), donde todos hacen un poco de todo con el objetivo de ofrecer al público un espectáculo cuidado, eso sí, con tintes comerciales, ya que se oferta principalmente a turistas, pero también creativo y espectacular. En este proceso nos encargaron dar clases a todo el equipo con el fin de que pudieran adquirir cierta técnica y ver otra forma de trabajar a nivel corporal, por lo que quedábamos con la gente en el mismo teatro de 8 a 10 de la mañana, antes de que ellos empezaran a preparar la función del día (tienen un bolo o dos al día). A pesar del madrugón, la gente estaba encantada, puntuales, activos, receptivos y demostrando una facilidad sorprendente para aprender, ya que saben aprovechar las oportunidades nuevas y tienen un deseo enorme de evolucionar técnicamente, pues apenas tienen ocasión para lograrlo. La experiencia fue muy buena, ya que esa ilusión que tiene la gente con el trabajo a veces la perdemos por el camino y eso no puede ser.

Y, por otro lado, estuvimos en una ciudad llamada Puno, invitados por Jesús Alegría, quien conduce el proyecto Yanavico/Danzasur desde 1994, encaminado a la gestión y producción artística dirigida a públicos y espacios no habituales.

En el 2008 la temática de la Cátedra Popular de Danza fue “El Gesto Social en la danza y hacia una estética callejera”, por lo que fuimos invitados con el objetivo de intercambiar y visualizar propuestas dancísticas de otros lugares del continente. Se realizaron sesiones de trabajo los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre de 2007 y los días 1, 2, 3, 4 y 5 de enero de 2008, incidiendo en aspectos tales como el análisis del movimiento, la composición, la coreografía, la tensión en el espacio social, el arte frente a las políticas culturales, etc. Éste fue un trabajo cercano al pueblo, con intervenciones en la calle como la que hicimos en Azángaro, donde la gente nunca había visto nada de danza académica, por lo que resultó algo sorprendente para ellos y para nosotros.

Dimos también una conferencia on line en tiempo real, conducida por Fernando Ramos, profesor de Expresión Corporal en la Escuela Nacional de Arte Dramático de Lima, en la que participó activamente mucha gente, lo que supuso todo un intercambio de experiencias.

Y, por último, hicimos una función de Fragmentario. El Arte de Crear en el Auditorio Municipal de Puno en la que también participó Jesús Alegría, partiendo de la idea de los siete pecados capitales; ese día interpretamos también extractos de coreografías de nuestra compañía así como parte del trabajo de investigación que realizamos con Jesús Alegría.

Con respecto a lo que me preguntas de la recepción, yo creo que el nivel de comprensión es el mismo ya que, al contrario de lo que se pueda pensar, el nivel cultural de la gente es alto y aquellas personas vinculadas con algún campo artístico tienen amplios conocimientos de otros campos artísticos.

En general, yo creo que sí es cierto que tienen menos oportunidades de ver cosas pero las aprovechan más.

P. ¿Cómo fue la acogida en Puno, una ciudad peruana, a una compañía española?

R. La acogida fue espectacular, ya que las funciones que te comentaba antes se hacían en la calle, se vivían con una intensidad y alegría sorprendentes, los espectadores son totalmente receptivos a ver cosas nuevas alejadas de su rutina diaria. Los limpiabotas dejaban de trabajar para vernos, las caras de los niños pequeños, de las mujeres que se acercan y te preguntan, ya que no saben lo que es un bailarín… Además, ya no te hablo de una buena acogida a nivel profesional, pues en lo personal fue entrañable y cálida la forma de tratarnos, de abrirnos sus casas, ya que ni siquiera pudimos dormir en los sitios que teníamos reservados Miguel y yo previamente, porque el concepto de hospitalidad que tienen es impresionante y todos querían que durmiéramos en sus casas, comiéramos con ellos, etc. Cómo sería la cosa, que un día después de una representación, una señora que tenía allí un restaurante lo cerró para abrirlo sólo para nosotros y nos invitó a cenar pizzas no sólo a Miguel y a mí, sino a todos los que habían ido a vernos actuar y que nos acompañaron hasta allí. Imagínate algo así aquí, que vayas a actuar a un teatro y que alguien invite a los actores y a todo el público a cenar… (risas).

Es cierto que nosotros pasamos allí también la Nochevieja (todo el mundo se viste de amarillo), por lo que tuvimos oportunidad de conocer a la gente en varios contextos y de poder integrarnos hasta el punto de que acabamos desfilando mezclados con toda la fiesta folclórica de la región y ante la risa de los asistentes al ver allí a aquellos dos blanquitos (Miguel y yo), y es que ciertamente lo éramos. Lo pasamos muy bien.

P. ¿Qué fue lo que más os llamó la atención sobre la forma de vivir allí el teatro, la danza, el arte…?

R. Lo que más, que todo lo artístico tiene un componente popular, es decir, la temática, la música, el vestuario, las historias… siempre reflejan la cultura popular sudamericana, por lo que es indisoluble de cualquier espectáculo Y parece ser que eso es con lo que el público verdaderamente disfruta y quiere ver, aunque está abierto al mismo tiempo a observar otras manifestaciones culturales de otros países. Lo artístico está unido a lo social; el arte para ellos está en el pueblo y están muy abiertos a todo. Hay pobreza, pero hambre (por lo menos lo que nosotros vimos) y pobreza de espíritu ninguna.

Por otro lado, me llamó la atención el apoyo que la gente, los empresarios locales, los comerciantes hacen en mayor o menor medida de cara a organizar actividades como las de Danzasur, donde todo el mundo colabora, como puedes ver en el programa, desde la Posada Kusillos hasta La Choza de Óscar, pasando por Mishell Estética o Chulo’s Pizzería, por poner algunos ejemplos, ya que la implicación es total y nadie quiere quedar fuera.

Y, por último, la ilusión con la que viven las cosas. Tienen muchas carencias materiales, pero un elevado nivel de espiritualidad. Hay mucha creatividad, poco dinero, mucho ingenio y un objetivo común de hacer las cosas por amor al arte.

P. Y ya para finalizar, Estrella, ¿qué es para ti…

…la danza? Una forma de comunicación a través del movimiento.

…una bailarina? Una mujer que cuenta.

…un espectáculo? Una unidad indivisible que transmite un mensaje.

…el arte? Una forma de ver las cosas de otra forma.

…el público? Algo indispensable.

…Estrella? Alguien incansable.

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