International Puppet Festival de Dublín 2011
Fernando Cid Lucas
Irene Criado López

Se metió maese Pedro dentro dél [retablo], que era el que había de manejar las figuras del artificio…

               Don Quijote de la Mancha, II, 25-26

Hong Kong Puppet & Shadow Art Center (foto de Silar).

En 2011 se celebró el vigésimo aniversario del famoso International Puppet Festival of Ireland, radicado en la capital del país, Dublín, y en sus alrededores. Durante los días 21 al 31 de octubre se pudo ver en varios escenarios repartidos por la hermosa ciudad de Dublín diversos espectáculos de esta forma escénica, venidos desde diferentes puntos del planeta, como Reino Unido, Rusia, Bulgaria, Alemania y, como representante del continente asiático, China.

En efecto, gracias a la ya asentada “Hong Kong Puppet & Shadow Art Center” (HKPSAC), compañía que mezcla a la perfección la antigüedad con la tradición, se pudo ver el día 21 en el Lambert Puppet Theatre y el 22 en el Mermaid Arts Centre of Bray sendos espectáculos muy bien estructurados de cara al público infantil, a quien estaba dirigido: tres pequeñas obras de unos quince minutos cada una que llevó hasta la Isla Esmeralda un pedacito del rico y variado folclore chino. Sus títulos (en traducción para el programa en inglés) fueron: Little Monkey of Yao Mountain, The Pleasure of the Pond y Zhong Kui getting drunk, obras éstas que han tenido su versión para otras formas “mayores” de teatro (como la conocida Ópera de Pekín) o, incluso, su eco en el panorama cinematográfico de su país de origen.

Pero, donde en realidad residió el valor de las actuaciones del maestro Wong Fai y de su compañía fue en el uso alternado de una técnica de manipulado y otra; así, el público pudo presenciar cómo se escenificó empleando la centenaria forma de las sombras chinescas, cuyos orígenes se pierden en el tiempo, o algún número de títeres de cuerda, en donde China tiene mucho que decir al resto del mundo, con una técnica refinada y deslumbrante, como deslumbrante fue el uso de los títeres de guante, empleados para escenas más efectistas por su versatilidad para el libre movimiento, por lo que las escenas rápidas, como las de lucha, siempre logran mantener la atención del auditorio.

Tuvieron mucho estas dos representaciones de espectáculo circense, con marionetas únicas, que montaron en bicicleta articulando brazos y piernas, calcando casi los movimientos humanos; amén de otros prodigios más cercanos a los autómatas que a las meras marionetas, como la que, boca abajo, fue capaz de hacer girar platos con sus piececillos de madera ante la expectación del público.

Escena de sombras chinescas de la compañía Hong Kong Puppet & Shadow Art Center.

Como actividad complementaria a las funciones anteriormente descritas, el maestro Wong Fai impartió el lunes 24 de octubre, en el Mermaid Arts Centre de Bray, un magnífico taller de cuatro horas de duración dedicado a la fabricación y al uso de las tradicionales sombras chinescas. Eminentemente orientado hacia quienes ya tenían un conocimiento previo de dicho quehacer escénico, se pudo aprender allí algo de la centenaria y enigmática técnica de las sombras chinescas, tan hermosas y tan distintas de cualquier otro espectáculo teatral.

La valoración general del festival ha sido muy buena: una entrada aceptable en casi todas las representaciones y un notable seguimiento de las actividades complementarias, lo que, por otra parte, no resulta nada fácil en estos tiempos difíciles que nos han tocado en suerte. Reseñamos un buen trabajo de dirección, de organización, de difusión del arte de títeres en Occidente y, en definitiva, de reunión entre diferentes culturas al calor de algo tan común entre cualquier civilización como es el bello y noble arte del teatro de títeres. Desde aquí deseamos todo lo mejor para la futura edición, la XXI, que llegará –si esta terrible crisis que vivimos no lo evita– en este 2012.